La función natural de un recién nacido es vivir, comer, dormir y desarrollarse.
Pero esta función puede verse alterada si la madre ha tenido mucho estrés durante el embarazo, si el parto fue traumático y nació con ayuda fórceps o ventosa, si el bebé fue prematuro y tuvo que estar en incubadora apartado de su madre… todo esto, lógicamente, causará mucho estrés en el recién nacido.
Cuando el bebé siente estrés pone en funcionamiento su sistema de alerta.
Su musculatura se tensará para defenderse de su entorno y todos los nutrientes que coma el bebé y energía serán destinados para este fin.
La comida permanecerá bastante tiempo en el estómago y fermentará produciendo bastantes gases -conocidos como cólicos del lactante-.
Este estrés en los neonatos se traducirá en problemas de digestión, cólicos, estreñimiento, alteraciones del sueño etcétera.
En los niños se refejará en falta de concentración y de atención, hiperactividad, adaptación, dificultades en el aprendizaje, problemas de psicomotricidad etcétera.
El masajista con una palpación suave y respetuosa ayudará a relajar y liberar las zonas del cuerpo que acumulen más tensión.
Esto también facilitará una mejor relación padre, madre e hijo. Descubre la Osteopatía sacrocraneal pediátrica.
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